Olores desagradables

Las razones más frecuentes de la aparición de malos olores en las lagunas facultativas son las siguientes:


La sobrecarga en lagunas facultativas se detecta fácilmente por la disminución en la intensidad de la coloración verde, acompañada por un descenso en la concentración de oxigeno disuelto y el pH y la aparición de malos olores. Siempre que se producen problemas de funcionamiento en las lagunas anaerobias hay que esperar que las lagunas facultativas presenten problemas de sobrecarga.

Además de esta causa, otras posibles fuentes de sobrecarga son el diseño deficiente de las arquetas de reparto, que provoca un reparto desigual de caudales, algún vertido estacional que no se tuvo en cuenta en el diseño de la planta o el diseño deficiente de la propia planta.

Una de las causas más frecuentes de mal funcionamiento de las lagunas facultativas en España son los vertidos incontrolados de alpechines y vinazas.

Las enormes cargas orgánicas propias de estos vertidos superan la capacidad de encaje de las lagunas, y éstas entran rápidamente en condiciones anaerobias, el pH disminuye y desarrollan un color oscuro, casi negro.

La presencia de tóxicos en la alimentación provoca que las lagunas que estaban operando correctamente dejen de hacerlo súbitamente y sin razón aparente. Cuando esto ocurre, el operador debe notificarlo al laboratorio donde se efectúe el seguimiento analítico, donde pueden identificar los productos químicos causantes del problema.

Los cortocircuitos pueden detectarse mediante la medida del oxigeno disuelto en varios puntos de la laguna. Las lecturas muy desiguales pueden ser indicativas de esta anomalía en el régimen de flujo. En ocasiones los caminos preferenciales pueden incluso detectarse visualmente, si se aprecian diferencias en la coloración en distintas zonas de la laguna. Las soluciones a este problema se discutirán en el apartado siguiente.

La reducción en la mezcla inducida por el viento puede deberse al crecimiento de árboles, la instalación de una valla de obra alrededor de la instalación o el levantamiento de edificios que bloqueen el viento en la laguna afectada.

Cuando el operador se encuentra ante una laguna facultativa que presenta problemas de olores, el primer paso a seguir es tratar de identificar la causa de este fenómeno. Una vez aislada la causa probable se han de tomar medidas correctoras. Las soluciones a las distintas causas apuntadas son las siguientes:

En primer lugar conviene paralizar la laguna afectada, para lo que habrá que hacer un by-pass de parte de la alimentación. Dependiendo de las condiciones climáticas en ese momento, la recuperación de la laguna puede conseguirse entre unos días hasta un mes. Este tiempo de espera debe aprovecharse para realizar las obras necesarias en la arqueta de reparto para corregir el caudal que entra en la laguna afectada. Tan pronto como ésta se haya recuperado, lo que se pondrá de manifiesto por el color verde brillante del agua, se comenzará a operar normalmente en régimen continuo.

Si la sobrecarga está causada por vertidos estacionales, la primera medida a tomar es efectuar un by-pass de la depuradora hasta que se localicen las fuentes de estos efluentes y se tomen medidas al respecto.

Dependiendo de la gravedad de la sobrecarga, las lagunas pueden recuperarse pronto o pasar bastante tiempo en mal estado.

Cuando el origen del problema son los alpechines es de esperar que sea necesario un período de recuperación bastante largo, ya que además este vertido se produce en invierno, cuando la depuración es más lenta.

Si se quiere agilizar algo este proceso, una medida que ha dado resultados bastante satisfactorios es intentar renovar cuanto antes el agua almacenada en cada una de las lagunas afectadas (AGAMIT, 1988). Para ello se introduce la totalidad del agua de alimentación a cada una de las lagunas, mientras se paralizan las restantes.

Para cada laguna, se calcula el tiempo de retención hidráulico dividiendo su volumen por el caudal total de aguas residuales, y se mantiene la entrada de toda el agua residual en cada laguna como mínimo un tiempo igual al doble de ese tiempo de retención. Por supuesto, este procedimiento sólo puede aplicarse si ha cesado el vertido que provoca la sobrecarga. En caso contrario hay que paralizar la planta totalmente y dejar que las lagunas se recuperen por sí solas.

Si la sobrecarga se debe a un problema de diseño de las plantas, la única solución posible es intentar recircular parte del efluente a la entrada de las lagunas facultativas. Esto requiere la instalación de bombas, lo que no siempre es posible, ya que muchas plantas de lagunaje no tienen instalación eléctrica.


No se debe permitir el crecimiento de árboles cerca de las lagunas (W. H. O., 1987). La valla que rodea la instalación debe ser de tela metálica, nunca de obra. Cuando el viento queda bloqueado por edificios, laderas de montaña u otros obstáculos de carácter permanente, debe considerarse la instalación de agitación artificial (aireadores de superficie), aunque se trata de una medida costosa y de mantenimiento complicado.

Cortocircuitos o caminos preferenciales

Las anomalías de flujo en las lagunas provocan siempre una disminución en la eficacia de la depuración. Cuando estas anomalías son graves, pueden dar lugar a problemas de olores, baja calidad del efluente, y en general poca eficacia de depuración. Los cortocircuitos están causados por diversos motivos:

a) Deficiente diseño de las entradas y salidas, morfología poco adecuada de las lagunas, o vientos dominantes que provocan corrientes que no se tuvieron en cuenta en el proyecto.

b) Desarrollo de estratificación.

c) Presencia de plantas acuáticas en el interior de las lagunas.

d) Acumulación de fangos en el fondo, en especial en lagunas facultativas primarias.

Como se mencionaba en el apartado anterior, la presencia de cortocircuitos puede detectarse mediante la medida de oxigeno disuelto en varios puntos en la superficie de la laguna. Las diferencias acusadas son un sintoma de este problema. Cuando la causa es la estratificación térmica, ésta puede detectarse mediante la medida de perfiles verticales de temperatura en varios puntos de la laguna.

Las posibles medidas a tomar para corregir este problema son las siguientes:

a) Rediseñar las entradas y salidas de la laguna, con objeto de obtener una mejora en el régimen de flujo. En este proceso debe tenerse en cuenta el régimen de viento, y reorganizar la posición de la alimentación y el desagüe para que los vientos dominantes sean perpendiculares al eje principal de flujo.

b) Intentar romper la estratificación térmica mediante la colocación de entradas y salidas en profundidad, mejorando asi la mezcla en la laguna.

c) Eliminar las plantas acuáticas.

d) Retirar los depósitos de sedimentos acumulados en el fondo.


Crecimiento de malas hierbas y plantas acuáticas


Este problema afecta a todas las lagunas, y se ha comentado en el apartado referente a los problemas de funcionamiento de lagunas anaerobias.

El crecimiento de plantas acuáticas da lugar a la proliferación de insectos, que como se veía anteriormente provoca la aparición de ranas, roedores y serpientes, sucesivamente.

Las plantas acuáticas deben ser retiradas periódicamente, y no dar lugar nunca a que se asienten animales en los taludes que puedan comprometer la seguridad de éstos al excavar túneles, como ocurre con varios tipos de roedores.

 



Foto 11.3. División del caudal a la entrada en una laguna facultativa para mejorar la mezcla en ésta (cortesía de TRAGSA).





Foto 11.4. Efecto del viento en la reaireación y formación de olas en una laguna facultativa (cortesía de TRAGSA).

 


El crecimiento de planta acuáticas puede afectar a la totalidad de la superficie de las lagunas cuando la profundidad de éstas es inferior a un metro. Normalmente las lagunas facultativas y de maduración tienen entre 1-1,5 metros de profundidad, por lo que el crecimiento de estas plantas queda restringido a los taludes.

Como también se comentaba en el apartado dedicado a las lagunas anaerobias, las malas hierbas que crecen sobre la parte seca de los taludes producen una fuerte impresión de desidia y abandono. Además si alcanzan la superficie del agua las ramas pueden servir también de soporte para el desarrollo de insectos.


Desarrollo de mosquitos y otros insectos


Las lagunas de estabilización no presentan problemas de desarrollo de insectos mientras se conserven libres de plantas acuáticas u otros soportes para las larvas (como ramas secas y costras). La solución es mantener siempre libre de plantas los taludes y evitar que caigan plantas o ramas a las lagunas.

Dependiendo del contenido en oxigeno disuelto, la cría de peces en las lagunas de maduración puede ser una buena solución para el control de insectos. Las especies más indicadas son aquellas adaptadas a ambientes eutrofizados, tales como Gambusia, Lebistes, Tilapia y carpa china.

Para poder llevar a cabo esta cría con ciertas garantías de éxito es necesario que la laguna esté siempre en condiciones aerobias, pues de lo contrario los peces se mueren. Por tanto, antes de efectuar la suelta de peces en las lagunas hay que llevar a cabo un seguimiento meticuloso de la evolución del oxigeno disuelto a distintas horas, día y noche, durante al menos un mes. Las condiciones necesarias para la cría de peces suelen darse cuando existen varias lagunas de maduración en serie.

 

TABLA 11.1
Problemas de funcionamiento

 

TABLA 11.2
Problemas de funcionamiento

 

TABLA 11.3
Problemas de funcionamiento

 

 


 

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